Marruecos es sin duda un país
especial. Al este está Argelia con la frontera cerrada hace más de 20 años, al
sur el desierto y el resto está rodeado de agua, lo que ayuda a dar la
impresión de que vive en su propio mundo.
Visto así, su único vecino
terrestre, su gran vecino es Argelia y ya se sabe que las relaciones con el
vecino son complicadas pero en el caso de Argelia la historia es peculiar.
Es verdad que Marruecos es una
nación milenaria y que Argelia solo se constituye como nación a partir de su
independencia y también es cierto que el imperio otomano llegó hasta Argelia y
nunca entró en Marruecos lo que repiten con orgullo los marroquíes para
demostrar que ellos son especiales, que ellos son otra cosa, pero no es menos
cierto que ambas poblaciones han estado mezcladas desde siempre y comparten
vínculos familiares.
Existe la tentación de creer que
los desencuentros están motivados por la cuestión del Sahara pero los
conflictos son anteriores y vienen de más atrás.
Primero hay que remontarse hasta
la independencia de Marruecos en el año 1.956 en que los franceses excluyeron
la provincia de Tinduf, rica en recursos naturales, para continuar
explotándolos como parte de Argelia. Lo cierto es que esta provincia
históricamente siempre había sido considerada como parte de Marruecos. Ante la
imposibilidad de negociar con los franceses los marroquíes negociaron su apoyo
al movimiento independentista argelino a cambio de que al alcanzar la
independencia esta provincia sería restituida a Marruecos y los recursos
naturales serian explotados por una empresa mixta marroco-argelina. Marruecos
cumplió su parte y dio un decidido apoyo al
movimiento independentista argelino pero éstos, al alcanzar la
independencia en el año 1962, se desdijeron de su compromiso. Algo así como si
te he visto no me acuerdo y esto lo tienen grabado en la memoria los
marroquíes.
El conflicto fronterizo en el
sureste seguía latente y motivará que en el año 1963, el ejército marroquí entre
hasta Tinduf en lo que se conoce como guerra de Las Arenas. La presión
internacional, especialmente de Francia y los EEUU, que no veían con buenos
ojos un conflicto en la zona, obligará a Marruecos a retirarse a sus posiciones
anteriores. Así pues, los marroquíes después de haber obtenido una
significativa victoria se ven forzados a replegarse sin ningún resultado
tangible. Una frustración.
Otro episodio oscuro es la firma,
por el todopoderoso ministro Muhammad
Ufkir, de un acuerdo secreto por el que se establecía el trazado de la frontera
terrestre con Argelia el 15 de junio de 1972. Dicen que detrás de este acuerdo
estaba el compromiso del régimen argelino de apoyar el golpe de estado que
Ufkir preparaba contra el Hassan II y que tuvo lugar el 16 de agosto de 1.972,
a cambio de cerrar el conflicto fronterizo de forma favorable a los intereses
argelinos. Ufkir fue ejecutado después del fallido del golpe de estado y el
acuerdo fue relegado al olvido y permaneció oculto a la opinión pública durante
más de veinte años. Otro motivo para la desconfianza.
Es en este contexto de litigio
fronterizo en el que, en diciembre de 1975 y después de la marcha verde, las autoridades argelinas deciden la
expulsión de 35.000 marroquíes por considerarlos una quinta columna en su territorio.
Despojados de sus bienes y separados de sus familias, este hecho se considera
una agresión indigna desde Marruecos. Otro agravio más entre vecinos.
Una vez instalado el recelo y la
desconfianza cualquier chispa se transforma en un incendio. Así ocurrió el 24
de agosto de 1.994 con un atentado en Marraquech, en el hotel Atlas Asni, en el
que las autoridades marroquíes responsabilizan a Argelia y como respuesta
deciden imponer la exigencia de visado a los vecinos argelinos. Interpretado
como un acto hostil e inamistoso las autoridades argelinas deciden el cierre de
la frontera. Hoy, más de veinte años después, la frontera sigue cerrada.
En los mapas que encontrarás hoy en
Marruecos podrás comprobar que solo existe la línea fronteriza en los primeros
150 kms desde la costa mediterránea y el resto, más de 1.400 kms o no aparece o
lo hace con la leyenda “en litigio” para que no olvidemos que existe un litigio
fronterizo.
En este contexto no es de
extrañar que la cuestión del Sahara Occidental se haya transformado en el campo
de batalla de las relaciones entre Argelia y Marruecos.
Los marroquíes te explicarán que
el nacimiento de su entidad nacional vino del sur con los nómadas almorávides,
que en los momentos de crisis históricas la regeneración siempre ha llegado del
Sahara y del desierto, que Marraquech, símbolo de Marruecos es una ciudad de
espíritu sahariano cuyos comerciantes vienen del sur, que en el cementerio de
Marraquech hay enterrados cientos de saharauis caídos en 1.912 defendiendo al
sultán contra el ejército francés, y que si existe una parte del Sahara en
Argelia, Túnez, Libia, Egipto y Sudán ¿por qué hacer una nación independiente
solo en el Sahara marroquí? Y se preguntan ¿por qué los hermanos argelinos se
empeñan en hacer daño?
Es posible que en el fondo de
este conflicto subyazca una lucha por la primacía en la región pero lo que es
seguro es que está suponiendo un inmenso coste para los dos países.
El sugestivo proyecto del Gran
Magreb está parado, las relaciones comerciales entre los dos países son
prácticamente inexistentes y se limitan al contrabando en la región de Oujda de
gasolina y cigarrillos desde Argelia y
hachís desde Marruecos, la promoción de las ciudades fronterizas está
parada, es imposible el desarrollo turístico entre países hermanos y ambos
países están inmersos en un inmenso gasto en armamento que castiga sus
presupuestos respectivos.
Los últimos acontecimientos, la construcción
en la frontera de una valla de 100 kms por parte de Marruecos y el apoyo de
éste al movimiento independentista de la Kabilia argelina no invita al
optimismo en un conflicto en el que todos salen perdiendo.
Los ciudadanos de a pie te
explicarán que el conflicto es entre las élites y los militares de ambos países
y que ellos no tienen nada en contra de sus hermanos, pero la perseverante campaña de los medios de
comunicación oficiales culpando al otro de todos los problemas está sembrando
cizaña entre la población.
Hace poco, un medio de
comunicación marroquí simplificaba el conflicto explicando que, cuando vienen
los argelinos a Marruecos y ven sus espléndidas infraestructuras, su
democracia, sus libertades y el respeto a los derechos humanos sienten envidia
y celos y esto explica la animadversión de los argelinos a Marruecos. Sin
comentarios.