lunes, 25 de febrero de 2013

La Kafala



En el islam está prohibida la adopción de niños. En su lugar está la Kafala que es algo así como hacerse cargo de alguien. ¿Por qué? Porque la filiación es por la sangre, la consanguineidad prima sobre cualquier otra consideración.

Con la llegada del PJD al Gobierno, en agosto de 2012 el Ministerio de Justicia ha regulado la kafala prohibiendo todas las adopciones fuera del territorio nacional. Los motivos son que solo si se queda en Marruecos puede garantizarse que el niño mantendrá su identidad, su cultura y su religión islámica, algo imposible de garantizar si sale del país.

Antes se exigía a los padres adoptivos que se convirtieran al islam, que obtuvieran la residencia en Marruecos, que mantuvieran el  nombre original del niño hasta la mayoría de edad y que comparecieran cada año ante el juez correspondiente  para comprobar el respeto a la kafala.

Pero lo cierto es que los franceses y los españoles venían a Marruecos, cumplían todas las condiciones, les daban el niño, les autorizaban a sacarlo del país y una vez en su casa le cambiaban el nombre y se acababa la kafala. Los occidentales somos así.

El problema es que según la UNICEF cada año son abandonados entre 4.500 y 5.500 recién nacidos en Marruecos porque el aborto es “haram”, prohibido y tabú en Marruecos.

El Código Penal, en su art. 453, prevé penas de entre 1 y 5 años a quien practique el aborto y de entre 6 meses y 2 años a la mujer que aborta.

A pesar de ello se practican entre 600 y 800 abortos cada día. ¿Por qué? porque las mujeres embarazadas fuera del matrimonio son repudiadas por su familia y condenadas socialmente.

Aquí, una vez más, la religión manda. A pesar de ello hay líderes religiosos que explican que hasta que el feto no tiene cuarenta días no es un ser humano porque el Corán dice que es cuando pasa este tiempo cuando Dios manda a sus ángeles y le dan el alma y entonces sus padres ya no pueden desembrazarse del niño.

A partir de esta interpretación, los movimientos feministas y en defensa de los derechos humanos defienden el aborto libre hasta los cuarenta días y a partir de este plazo en los casos de violación, incesto, malformaciones del feto y si la madre tiene problemas mentales.

Cada año al acercarse el 8 de marzo,  día internacional de la mujer establecido por la ONU, se abre el debate, se publican algunos reportajes, se convocan las correspondientes concentraciones y así hasta el año siguiente.

La impresión es que nadie va a hacer nada hasta que el rey Mohamed VI no envíe una señal y diga que ahora “toca”.  Todo llegará, pero si preguntas te contestarán que “el tema no está maduro”.






martes, 19 de febrero de 2013

La circuncisión






La circuncisión es al Islam lo que la comunión a los cristianos.

Como tantas cosas en el Islam, la circuncisión viene de Abraham. En el Antiguo Testamento encontramos el pasaje en el que Dios se aparece a Abraham y le dice: Esta será mi alianza entre tú, yo y todos tus descendientes. Que los hombres sean circuncidados. Cuando tengan ocho días, todos los hombres serán circuncidados de generación en generación”.

Abraham tenía 80 años y se circuncidó, lo hizo con su hijo Ismael que tenía 13 y lo repitió con el pequeño Isaac de ocho días.

Esta diferencia de edad se ha consolidado como diferencia entre la tradición judía y la musulmana. Aquí conviene no olvidar  que Ismael es el profeta del que descienden los árabes.

La circuncisión a los ocho días es la tradición entre el pueblo judío y entre los musulmanes lo es entre los 4 y los 13 años aunque siempre antes de la pubertad. Siete años es la edad más habitual.

Los niños se visten con el traje tradicional, son los protagonistas por un día, se les hacen muchas fotos y en la fiesta aparecerá el té a la menta, los refrescos, las pastas y los dátiles. Y, si se puede, habrá un grupo de música tradicional.


Por cierto, Jesús fue circuncidado al octavo día según la costumbre de la época recogida en el nuevo testamento de San Lucas. Al principio, los cristianos celebraban el 1 de enero la fiesta de la circuncisión de Jesús a los ocho días de su nacimiento, el 25 de diciembre, y hasta en algunas iglesias era venerado el Santo Prepucio como una reliquia. Luego, la obsesión por diferenciarse de los musulmanes fue dejando en el olvido esta tradición por los cristianos.