En el islam está prohibida la
adopción de niños. En su lugar está la Kafala que es algo así como hacerse
cargo de alguien. ¿Por qué? Porque la filiación es por la sangre, la
consanguineidad prima sobre cualquier otra consideración.
Con la llegada del PJD al
Gobierno, en agosto de 2012 el Ministerio de Justicia ha regulado la kafala
prohibiendo todas las adopciones fuera del territorio nacional. Los motivos son
que solo si se queda en Marruecos puede garantizarse que el niño mantendrá su
identidad, su cultura y su religión islámica, algo imposible de garantizar si
sale del país.
Antes se exigía a los padres
adoptivos que se convirtieran al islam, que obtuvieran la residencia en
Marruecos, que mantuvieran el nombre
original del niño hasta la mayoría de edad y que comparecieran cada año ante el
juez correspondiente para comprobar el
respeto a la kafala.
Pero lo cierto es que los
franceses y los españoles venían a Marruecos, cumplían todas las condiciones,
les daban el niño, les autorizaban a sacarlo del país y una vez en su casa le
cambiaban el nombre y se acababa la kafala. Los occidentales somos así.
El problema es que según la UNICEF
cada año son abandonados entre 4.500 y 5.500 recién nacidos en Marruecos porque
el aborto es “haram”, prohibido y tabú en Marruecos.
El Código Penal, en su art. 453,
prevé penas de entre 1 y 5 años a quien practique el aborto y de entre 6 meses
y 2 años a la mujer que aborta.
A pesar de ello se practican
entre 600 y 800 abortos cada día. ¿Por qué? porque las mujeres embarazadas
fuera del matrimonio son repudiadas por su familia y condenadas socialmente.
Aquí, una vez más, la religión
manda. A pesar de ello hay líderes religiosos que explican que hasta que el
feto no tiene cuarenta días no es un ser humano porque el Corán dice que es cuando
pasa este tiempo cuando Dios manda a sus ángeles y le dan el alma y entonces
sus padres ya no pueden desembrazarse del niño.
A partir de esta interpretación,
los movimientos feministas y en defensa de los derechos humanos defienden el
aborto libre hasta los cuarenta días y a partir de este plazo en los casos de
violación, incesto, malformaciones del feto y si la madre tiene problemas
mentales.
Cada año al acercarse el 8 de
marzo, día internacional de la mujer
establecido por la ONU, se abre el debate, se publican algunos reportajes, se
convocan las correspondientes concentraciones y así hasta el año siguiente.
La impresión es que nadie va a
hacer nada hasta que el rey Mohamed VI no envíe una señal y diga que ahora
“toca”. Todo llegará, pero si preguntas
te contestarán que “el tema no está maduro”.
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