Desde
su creación a principios del siglo XX, era tradicional que los españoles
residentes en Marruecos tuvieran en las denominadas “Casa de España” su punto
de encuentro. Fueron creadas con un objetivo: “establecer lazos de amistad, de
unión y de apoyo entre la colonia toda que reside en este Protectorado”.
Disponían de estatutos y constituían una Junta Directiva que, elegida por
sufragio de la Asamblea General Ordinaria de socios, se reunía periódicamente para decidir sobre
los aspectos de su organización y funcionamiento. Se crearon bibliotecas,
comisiones de propagada e incuso una Sección de Mutualidad que amparaba a los
socios al corriente de pago en las adversidades de la salud mediante la
cobertura de médicos y medicinas.
En Casablanca
durante muchos años convivieron la Casa de España de los republicanos y la de
los seguidores del régimen de Franco. Con el transcurso del tiempo ambas se
fundieron en una sola que llegó a ser muy conocida por sus fiestas siempre ligadas al consumo del alcohol. En el
año 2003 fue objeto de un atentado de origen islámico como respuesta, según dicen, a la participación española en la
guerra de Irak. Aunque volvió a abrir sus puertas algo más tarde, la falta de
una junta directiva comprometida con los objetivos para los que nació, y las
expectativas por su céntrica y estratégica ubicación en la ciudad, motivaron que cerrara definitivamente en 2004.
En Rabat la primera Casa de
España estaba en el popular barrio del
Oceán y es recordada con cariño por los mayores que todavía viven. Con el
transcurso del tiempo se trasladó al selecto barrio de Hay Riad, en una
espléndida villa con piscina, restaurante y sala de actos. La piscina resultaba
ser uno de sus mayores atractivos en los periodos primaveral y estival para las
familias con niños. Cuando la administración española empezó
a dar subvenciones empezaron los problemas. La codicia hizo que aparecieran
intereses opuestos que poco a poco la han llevado a una situación imposible.
Todos te querrán explicar quien ha sido el culpable, que siempre es otro y les
oirás criticar a los demás. Es una lástima pero ya está en proceso de
disolución.
El Tánger hay una Casa de España
que es solo un restaurante. Es céntrica, se come bien, se puede ir a ver los
partidos de fútbol y celebran el día de la Constitución, pero poco más.
En Larache también hay una Casa
de España. Es el mejor restaurante de la localidad pero no hay actividades ni
cuotas de socios, solo el restaurante.
Y la de Tetuán es la única que
funciona como Casa de España. Es muy céntrica, tiene unas buenas instalaciones
con restaurante, bar y sala de actos. Hay una Junta Directiva comprometida con
la asociación que no es poco. Si van a Tetuán no dejen de visitarla y si tienen
suerte podrán encontrar a alguien que les explique alguna de las muchas
historias de la presencia española en la ciudad.
El modelo “Casa de España” tuvo
su época, realizó un meritorio servicio a los españoles residentes en Marruecos
y aunque los románticos suspiren por mantenerlas, parece que en los tiempos en
que vivimos, esos lazos de amistad, de unión y de apoyo entre nuestros
ciudadanos se gestionan por otras vías.
Hoy nuevas fórmulas de encuentro
más acordes con la realidad de estos tiempos se están abriendo paso.
La emigración actual difiere en
mucho de la de apenas hace cincuenta años. Los nuevos emigrantes son jóvenes, altamente
capacitados y con un acusado sentido de la provisionalidad. Todos llegan
inmersos en la cultura de las nuevas tecnologías, están en red y buscan la
información a través de internet.
Hace un año la Embajada de España
en Marruecos, a través de la plataforma “Facebook”, creó el grupo “Vivir en Marruecos”. La experiencia ha sido todo un éxito. En
estos momentos ya cuenta con 185 personas conectadas que participan activamente
en el blog. Comenzó en Rabat para los españoles residentes en la ciudad y poco
a poco se ha ido extendiendo a los que habitan en otras ciudades de Marruecos. En
el grupo se intercambia información de interés para el recién llegado y para el
que lleva un tiempo, se formulan preguntas que siempre contesta alguien. Lo que
empezó como intercambio de información sobre hoteles recomendados, comercios,
restaurantes o lugares de interés ha ido ampliándose a la búsqueda de
viviendas, de servicios y sobre los trámites necesarios para instalarse
como residente. Más tarde se fueron incorporando las noticias sobre actos
culturales, la organización de salidas o excursiones en grupo y ahora se pueden
leer incluso algunas ofertas de trabajo.
En Rabat también se ha ido
consolidando una convocatoria de “after work” los miércoles a partir de las 19,30 horas en
el bar del hotel Petri. En él se encuentran los españoles que viven en la
ciudad y los que están de paso. Alrededor de unas cervezas se reúnen ya unas cincuenta personas.
Para los actos culturales
contamos con la actividad desarrollada por el Instituto Cervantes.
Estas iniciativas que no disponen
de estatutos ni de socios parecen marcar la pauta para los encuentros de los
españoles en Marruecos. Un hotel, un restaurante o un bar español donde reunirse alrededor de unas cervezas
y unas tapas. Y una plataforma en
internet para estar conectados en red e
intercambiar informaciones y experiencias.
Cuando hablamos con los viejos
emigrantes nos hacen sentir nostalgia de las “Casa de España” pero los avances no perdonan.
El actual modelo de punto de encuentro no es ni mejor ni peor sino diferente.
A veces tendrás la impresión de
que los españoles viven en una burbuja. Se encuentran entre ellos y se
relacionan con algunos marroquíes por razones de trabajo o con el vigilante y
la señora de servicio o con los comerciantes del barrio o en la medina, pero
poco más y esto no es conocer Marruecos. Se encuentra a faltar un punto de
encuentro entre los españoles y los marroquíes que algún día llegará.
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