lunes, 15 de abril de 2013

El punto de encuentro de los epañoles



Desde su creación a principios del siglo XX, era tradicional que los españoles residentes en Marruecos tuvieran en las denominadas “Casa de España” su punto de encuentro. Fueron creadas con un objetivo:establecer lazos de amistad, de unión y de apoyo entre la colonia toda que reside en este Protectorado”. Disponían de estatutos y constituían una Junta Directiva que, elegida por sufragio de la Asamblea General Ordinaria de socios,  se reunía periódicamente para decidir sobre los aspectos de su organización y funcionamiento. Se crearon bibliotecas, comisiones de propagada e incuso una Sección de Mutualidad que amparaba a los socios al corriente de pago en las adversidades de la salud mediante la cobertura de médicos y medicinas.


En Casablanca durante muchos años convivieron la Casa de España de los republicanos y la de los seguidores del régimen de Franco. Con el transcurso del tiempo ambas se fundieron en una sola que llegó a ser muy conocida por sus fiestas  siempre ligadas al consumo del alcohol. En el año 2003 fue objeto de un atentado de origen islámico como respuesta,  según dicen, a la participación española en la guerra de Irak. Aunque volvió a abrir sus puertas algo más tarde, la falta de una junta directiva comprometida con los objetivos para los que nació, y las expectativas por su céntrica y estratégica ubicación en la ciudad,  motivaron que cerrara definitivamente en 2004.

En Rabat la primera Casa de España estaba en el popular  barrio del Oceán y es recordada con cariño por los mayores que todavía viven. Con el transcurso del tiempo se trasladó al selecto barrio de Hay Riad, en una espléndida villa con piscina, restaurante y sala de actos. La piscina resultaba ser uno de sus mayores atractivos en los periodos primaveral y estival para las familias con niños. Cuando la administración española empezó a dar subvenciones empezaron los problemas. La codicia hizo que aparecieran intereses opuestos que poco a poco la han llevado a una situación imposible. Todos te querrán explicar quien ha sido el culpable, que siempre es otro y les oirás criticar a los demás. Es una lástima pero ya está en proceso de disolución.

El Tánger hay una Casa de España que es solo un restaurante. Es céntrica, se come bien, se puede ir a ver los partidos de fútbol y celebran el día de la Constitución, pero poco más.

En Larache también hay una Casa de España. Es el mejor restaurante de la localidad pero no hay actividades ni cuotas de socios, solo el restaurante.

Y la de Tetuán es la única que funciona como Casa de España. Es muy céntrica, tiene unas buenas instalaciones con restaurante, bar y sala de actos. Hay una Junta Directiva comprometida con la asociación que no es poco. Si van a Tetuán no dejen de visitarla y si tienen suerte podrán encontrar a alguien que les explique alguna de las muchas historias de la presencia española en la ciudad.

El modelo “Casa de España” tuvo su época, realizó un meritorio servicio a los españoles residentes en Marruecos y aunque los románticos suspiren por mantenerlas, parece que en los tiempos en que vivimos, esos lazos de amistad, de unión y de apoyo entre nuestros ciudadanos se gestionan por otras vías.

Hoy nuevas fórmulas de encuentro más acordes con la realidad de estos tiempos se están abriendo paso.

La emigración actual difiere en mucho de la de apenas hace cincuenta años. Los nuevos emigrantes son jóvenes, altamente capacitados y con un acusado sentido de la provisionalidad. Todos llegan inmersos en la cultura de las nuevas tecnologías, están en red y buscan la información a través de internet.

Hace un año la Embajada de España en Marruecos, a través de la plataforma “Facebook”,  creó el grupo “Vivir en Marruecos”.  La experiencia ha sido todo un éxito. En estos momentos ya cuenta con 185 personas conectadas que participan activamente en el blog. Comenzó en Rabat para los españoles residentes en la ciudad y poco a poco se ha ido extendiendo a los que habitan en otras ciudades de Marruecos. En el grupo se intercambia información de interés para el recién llegado y para el que lleva un tiempo, se formulan preguntas que siempre contesta alguien. Lo que empezó como intercambio de información sobre hoteles recomendados, comercios, restaurantes o lugares de interés ha ido ampliándose a la búsqueda de viviendas,  de servicios y  sobre los trámites necesarios para instalarse como residente. Más tarde se fueron incorporando las noticias sobre actos culturales, la organización de salidas o excursiones en grupo y ahora se pueden leer incluso algunas ofertas de trabajo.

En Rabat también se ha ido consolidando una convocatoria de “after work”  los miércoles a partir de las 19,30 horas en el bar del hotel Petri. En él se encuentran los españoles que viven en la ciudad y los que están de paso. Alrededor de unas cervezas se reúnen ya  unas cincuenta personas.

Para los actos culturales contamos con la actividad desarrollada por  el Instituto Cervantes.

Estas iniciativas que no disponen de estatutos ni de socios parecen marcar la pauta para los encuentros de los españoles en Marruecos. Un hotel, un restaurante o un bar español  donde reunirse alrededor de unas cervezas y  unas tapas. Y una plataforma en internet para estar conectados en red  e intercambiar informaciones y experiencias.

Cuando hablamos con los viejos emigrantes nos hacen sentir nostalgia de las  “Casa de España” pero los avances no perdonan. El actual modelo de punto de encuentro no es ni mejor ni peor sino diferente.

A veces tendrás la impresión de que los españoles viven en una burbuja. Se encuentran entre ellos y se relacionan con algunos marroquíes por razones de trabajo o con el vigilante y la señora de servicio o con los comerciantes del barrio o en la medina, pero poco más y esto no es conocer Marruecos. Se encuentra a faltar un punto de encuentro entre los españoles y los marroquíes que algún día llegará.

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