Todo lo que está de acuerdo con el Corán es “halal” y lo que va en contra
es “haram”.
Un buen ejemplo puede ser la carne. Si el animal ha sido sacrificado de
acuerdo con el Corán, la carne será “halal” y es por ello que las carnicerías
islámicas instaladas en Europa rotulan en grandes caracteres “halal”. En todo
caso, la carne de cerdo siempre será “haram”.
Ya hay alimentos en Marruecos con la etiqueta “halal”.
Ser “halal” es un plus en Marruecos, da buena imagen y ayuda a vender. Es
algo así como llevar la etiqueta de ecológico o verde en occidente.
Ahora anuncian en Marruecos la implantación de un banco “halal”. No sé qué quiere decir, pero si ser “halal” es no
meterse en las hipotecas subprime, en las participaciones preferenciales, en
los derivados o en los mercados de futuros
ojalá nuestros bancos hubieran sido “halal” porque nos habríamos evitado
muchos problemas.
La moda de lo “halal” nos puede llevar en un próximo futuro a ver hoteles
“halal”, viajes “halal”, coches “halal”, casas “halal” o ropa “halal”. Tiempo
al tiempo, el marketing manda.
Pero aquí todo es relativo. Los juegos de azar y las apuestas son “haram”,
pero ello no impide que exista una empresa pública que tiene el monopolio de
las apuestas y loterías del Estado. Las bebidas alcohólicas son “haram”, pero
ello no impide que haya fábricas de vino o cerveza para atender las necesidades
de la hostelería y del turismo.
Modificar el cuerpo que Dios nos ha dado debería ser “haram”, pero ello
no impide que las clínicas de cirugía estética estén a la orden del día.
El caso más curioso es el de la usura que evidentemente es “haram”. Pero al
final te explicarán que solo será “haram” cuando supere determinada tasa de
interés que está alrededor del 14%. Dicho de otra manera, un crédito al 20%
será “haram” pero si es al 5% no pasa nada.
País fascinante en plena transformación.
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