Los guías
turísticos forman parte del paisaje de Marruecos. A pesar de todos los
inconvenientes son imprescindibles para visitar las medinas, no perderse y
además suponen una espléndida oportunidad para conocer la forma de ser y de
operar en el país.
Observan a
la despistada víctima y luego se acercan de forma extremadamente hábil. Cuando
se acercan ya saben de qué país eres y sus primeras palabras serán siempre
amables.
Un consejo:
previamente habrá que concretar el precio, la duración de la visita, los sitios
que uno está interesado en ver y que no te lleven a tiendas. Una advertencia: a
pesar de todo, al final, te invadirá una sensación de haber sido enredado.
Si no has
fijado el precio antes de empezar al finalizar la visita te explicará que hay
una tarifa oficial que siempre será descaradamente alta.....no es verdad pero
lo dicen tan seguros que te hacen dudar o te dirán que su mujer está enferma en
el hospital o que su hijo necesita medicamentos que no puede
comparar......tampoco suele ser verdad pero tienen que intentarlo, no lo pueden
evitar.
A pesar de
todo vale la pena. Es un clásico imprescindible y una experiencia obligada.
Acabarás siendo un reincidente porque no hay dos guías iguales aunque se
parezcan.
Conviene no
olvidar que ellos son listos y astutos porque las dificultades les han curtido
y que piensan que los occidentales somos ingenuos, torpes y crédulos. Desde su
punto de vista, tienen buena parte de razón.
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