Vas
a una conferencia y escuchas que Marruecos es la plataforma para todas las
empresas que quieran entrar en África, que han firmado acuerdos de libre
comercio con todos los países subsaharianos, que han apostado fuerte por las
telecomunicaciones, que son los que tienen las mejores infraestructuras y que,
después de haberse consolidado en el sector de la automoción van a entrar en el sector aeronáutico. El
discurso es impecable, suena a moderno y con las ideas claras.
Luego
vas al despacho y compruebas que tienen un 40% de analfabetismo según últimos
datos publicados por el Comisariado del Plan y que tiene 6 médicos por cada
10.000 habitantes mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda
más del doble (15) por cada 10.000 habitantes.
También
podrás leer que el 50% de la economía es informal, que hay más 125.000 niños menores
de 15 años trabajando, que la tasa de participación de la mujer en el trabajo
es del 25% mientras que la media mundial es del 51% y que en materia de
igualdad de la mujer, según la clasificación del Foro Económico Mundial,
Marruecos está en la posición 129 entre los 136 países considerados.
Si
buscas la renta per cápita según el F.M.I para el año 2012 verás que en España
es de 30.000 $ y en Marruecos es de 5.200 $ por detrás de Túnez (9.700 $) y de
Argelia (7.500 $).
Me asalta la duda de cuál de los dos países es el real. Probablemente, la respuesta adecuada sea que los dos conviven bajo la denominación de Marruecos.
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